Qué es el Daño Emergente

Qué es el Daño Emergente

Qué es el Daño Emergente

El daño emergente es la pérdida económica o el menoscabo patrimonial que se produce como consecuencia directa de un acto ilícito o un incumplimiento contractual. Es decir, cuando una persona o entidad causa un daño a otra parte, el daño emergente se refiere a la cantidad de dinero que la parte perjudicada ha dejado de percibir o ha tenido que gastar como resultado de esa conducta dañina.

 

Requisitos para Reclamar el Daño Emergente

Para poder reclamar la indemnización por daño emergente, es necesario cumplir con ciertos requisitos establecidos en el Derecho Civil español:

  1. a) Nexo causal: Debe existir una relación directa entre la conducta del causante y el daño sufrido por la víctima. Es decir, el daño debe ser una consecuencia directa de la acción u omisión del responsable.
  2. b) Cuantificación: El daño emergente debe poder cuantificarse de manera precisa y objetiva. Es necesario demostrar de forma clara y documentada el valor monetario del perjuicio sufrido.
  3. c) Previsibilidad: El daño emergente debe haber sido previsible para el responsable en el momento de su acción u omisión. No se puede reclamar por daños que no eran razonablemente predecibles.

 

Tipos de Daño Emergente

Existen diferentes tipos de daño que pueden surgir en diversas situaciones legales. Algunos de los más comunes son:

  1. Daño emergente en accidentes de tráfico: Cuando un conductor causa un accidente de tráfico y provoca daños materiales al vehículo del otro conductor, el costo de las reparaciones o la depreciación del automóvil son ejemplos de daño.
  2. Daño emergente en incumplimiento contractual: Si una parte incumple un contrato, el daño puede incluir pérdidas económicas directas como los gastos adicionales realizados para cumplir con la prestación contratada.
  3. Daño emergente en negligencia profesional: Cuando un profesional comete errores o negligencia en la prestación de sus servicios, el daño podría incluir los costos derivados de la corrección de esos errores o la pérdida de oportunidades comerciales.
  4. Daño emergente en responsabilidad extracontractual: Si una persona o entidad causa daños a otra sin mediar un contrato, el daño puede abarcar desde gastos médicos hasta la pérdida de ingresos debido a la incapacidad temporal.

 

Cómo Probar el Daño en un Proceso Judicial

Para obtener una compensación por daño emergente en un proceso judicial, es esencial presentar pruebas que demuestren la existencia y el monto del perjuicio sufrido. Algunos consejos para probar el daño son:

  • Documentación necesaria: Recopilar facturas, recibos, presupuestos, contratos y cualquier otro documento que respalde el monto económico del daño.
  • Testigos y peritos: Si es posible, contar con testigos que puedan dar fe de los hechos o peritos que avalen el monto del daño.
  • Registro de ingresos y gastos: Mantener un registro detallado de los ingresos y gastos afectados por la situación que generó el daño.

 

Formas del daño

Existen tres formas de daño;

  • Daño emergente actual: es el daño que la víctima ha sufrido de manera inmediata como consecuencia de un acto ilícito o un incumplimiento contractual. Para reclamar el daño emergente actual, es necesario demostrar de manera fehaciente y documentada el monto económico de las pérdidas experimentadas hasta el momento del juicio o la reclamación.
  • Daño Emergente Continuado: es aquel que se sigue produciendo en el tiempo y no se limita a un hecho aislado o puntual. En este caso, la conducta lesiva o el incumplimiento persisten, generando perjuicios económicos de forma constante o periódica. Para reclamar este tipo de daño, es necesario demostrar que la conducta dañina no ha cesado y que sigue causando perjuicios económicos al demandante.
  • Daño Emergente Futuro: hace referencia a las pérdidas económicas que se prevé que ocurran en el futuro debido a una conducta ilícita o un incumplimiento contractual. A diferencia del daño actual, estas pérdidas aún no se han materializado al momento de la reclamación, pero son previsibles y pueden estimarse razonablemente. Para reclamar el daño emergente futuro, es necesario contar con pruebas y argumentos convincentes que demuestren la probabilidad de que el daño se producirá y que su cuantificación sea factible.

En casos de daño continuado y futuro, es importante contar con la asesoría de expertos en derecho civil y peritos especializados que puedan evaluar adecuadamente la magnitud del daño y prever su impacto económico a lo largo del tiempo.

 

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